¿Qué es el TDAH y por qué ha sido tan invisible hasta ahora?
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es mucho más que lo que solemos escuchar: que “no te concentras”, que “eres despistad@” o que “tienes demasiada energía”. En realidad, el TDAH es una condición neurobiológica que afecta a la manera en que regulamos la atención, la impulsividad y, en muchos casos, la actividad motora. Dicho así suena muy técnico, pero quienes lo vivimos sabemos que va mucho más allá: influye en la organización diaria, en las emociones, en las relaciones y hasta en cómo nos percibimos a nosotr@s mism@s.
Lo curioso es que, a pesar de que afecta a un porcentaje nada pequeño de la población, durante décadas ha sido un trastorno casi invisible. ¿Por qué?
En primer lugar, porque el TDAH no se ve por fuera. No es como una herida o un brazo roto. Se manifiesta en comportamientos que muchas veces se malinterpretan: “es perezos@”, “es mal estudiante”, “no tiene interés”, “es problemátic@”… Estas etiquetas han tapado la verdadera raíz del problema.
En segundo lugar, porque el TDAH se presenta de formas muy distintas. En algun@s predomina la falta de atención; en otr@s, la hiperactividad o la impulsividad. Y también hay personas que combinan ambas. Esto ha hecho que a veces se diagnostique tarde o mal, sobre todo en adult@s y en mujeres, donde los síntomas pueden camuflarse mejor o confundirse con ansiedad o depresión.
Además, durante mucho tiempo se pensó que el TDAH era “cosa de niñ@s”. Cuando crecían y seguían teniendo dificultades para organizarse, regular sus emociones o mantener la atención, simplemente se decía que eran “despistad@s” o que “no sabían espabilar”. Eso dejó a much@s adult@s sin diagnóstico ni apoyo.
Hoy, por suerte, el panorama empieza a cambiar. Cada vez hay más investigación, más profesionales formad@s y más voces que hablamos en alto de lo que significa vivir con TDAH. Darle visibilidad es fundamental no solo para acabar con estigmas y prejuicios, sino también para que quienes lo tienen puedan recibir un diagnóstico temprano, herramientas adecuadas y, sobre todo, entender que no están sol@s.
El TDAH no define quién eres, pero comprenderlo puede ayudarte a entenderte mejor, a perdonarte más y a encontrar caminos que se adapten a ti. Porque cuando dejas de sentirte “la persona rara” y empiezas a ponerle nombre a lo que vives, se abre una puerta enorme hacia la aceptación y la transformación.