Estrategias para estudiar con TDAH y no morir en el intento
Estudiar puede ser un reto para cualquiera, pero cuando entra en juego el TDAH la dificultad se multiplica. No se trata de falta de interés ni de inteligencia, sino de que la mente funciona de otra manera: se dispersa con facilidad, busca estímulos constantes y a veces se queda paralizada antes de empezar. Sin embargo, con ajustes sencillos y prácticos es posible aprender y avanzar sin sentir que es una lucha imposible.
1. Divide en bloques cortos
La concentración sostenida no es eterna, y pretender pasar tres horas seguidas delante de los apuntes suele acabar en frustración. Una técnica sencilla es trabajar en bloques de 20 minutos. Por ejemplo:
20 minutos leyendo un tema → 5 minutos de descanso con música.
20 minutos resumiendo → 5 minutos para moverte o beber agua.
Estos ciclos permiten al cerebro mantener la atención y acumular pequeñas victorias que, sumadas, hacen mucho.
2. Usa el poder de los colores y lo visual
El TDAH responde mejor a lo que puede ver que a largas páginas de texto. Subrayar con códigos de color claros (azul para fechas, verde para definiciones, amarillo para ejemplos) o transformar un tema en un esquema visual hace que la información sea más fácil de recordar. No es decorar, es organizar la mente con señales que guían la atención.
3. Graba y escucha tus resúmenes
Explicarle a alguien lo que has entendido es una de las mejores formas de aprender. Si no tienes con quién hacerlo, usa tu móvil: graba un audio de un minuto explicando un tema y escúchalo al día siguiente mientras caminas o haces otra actividad. Convertir la información en palabras propias ayuda a fijarla mejor.
4. Microtemas para opositores
En el caso de las oposiciones, el problema es el tamaño del temario. Una estrategia práctica es dividirlo en microtemas. En vez de pensar en 20 páginas, haz un esquema de media hoja. Al acabar varios microtemas, marca tu progreso en un calendario o una lista visible. Ver el avance motiva más que enfrentarse siempre al “todo pendiente”.
5. La procrastinación no es pereza
La procrastinación en el TDAH es un bloqueo que desgasta. La clave es empezar por algo tan pequeño que no dé miedo: un párrafo, un ejercicio, una página. Después, usar un sistema de recompensas inmediatas ayuda a mantener la motivación. Por ejemplo: terminar un apartado → darte un snack o un paseo.
Estudiar con TDAH no significa resignarse al fracaso. Con métodos que se adaptan al funcionamiento del cerebro —bloques cortos, colores, audios, esquemas y recompensas— es posible avanzar con menos frustración. Lo importante no es hacerlo “como todos”, sino encontrar la manera que encaje contigo.